Dicen que los posados de las familias reales es una tradición que responde a una estrategia de comunicación, que busca acercar la institución a los ciudadanos. Tres son las épocas del año en que se suelen producir: El verano, la Navidad y… la temporada de esquí.

Aunque el verano es la época más común en la que la mayor parte de las casas reales europeas cumplen con la tradición de posar ante los medios gráficos, la Navidad no se queda atrás. No obstante, es el posado en las pistas de esquí -dada su informalidad y “falta de protocolo”-, el que se ha convertido en un imperdible de principios de año. Evidentemente no todas las casas reales lo tienen incluido en su calendario, pero las que sí lo tienen, ya lo han convertido en toda una tradición.

Pero ¿a qué se debe esa tradición? Por mucho que se busque, no existe una razón de fondo del porqué, pero es evidente que la presencia de miembros de las diferentes familias reales en los resorts más exclusivos de Europa es algo que forma parte de casi todas las agendas reales.
Está claro que desde que el esquí paso de ser un medio para desplazarse sobre la nieve, a convertirse a principios del siglo XX en un divertimento para la aristocracia y las clases altas, también los royals se sumaron a esa nueva actividad lúdica, y buscando en la hemeroteca encontramos diferentes imágenes de reyes, reinas y príncipes subidos sobre unos esquís, especialmente los de los países nórdicos, donde el esquí es una parte de su filosofía de vida.






Una de las primeras curiosidades relacionadas entre el esquí y los reyes la tenemos que buscar en el año 1520, cuando una leyenda explica que el rey sueco Gustav I Vasa realizó una travesía entre las ciudades de Sälen y Mora, subido en unos esquíes, para comenzar la sublevación contra los daneses y que supondría la independencia del reino de Suecia. En base a esta historia, desde el año 1922, el primer domingo de marzo se celebra la Vasaloppet, una carrera de esquí de fondo que recorre los 90 kilómetros que hay entre ambas ciudades, conmemorando un pasaje muy importante de la historia de Suecia.
Desde que la alta aristocracia británica de mediados del siglo XIX empezó a desplazarse a la población suiza de St. Moritz a pasar las vacaciones invernales, visitar un resort de esquí durante la temporada invernal se convirtió en una actividad de obligado cumplimiento para las familias reales, que convirtieron el esquí en el deporte por excelencia de la realeza. Desde entonces, lugares como Gstaad, Klosters, Vervier o Lech am Arlberg son de obligada cita invernal para los royals.
Por cierto, aunque actualmente descubrir el modelo que lucirán las damas en el posado ya no es tan prioritario como antaño, no podemos por más que recordar la expectación que causaron los posados de la desaparecida Princesa Diana de Gales en los años ochenta, para ver con qué estilo nos sorprendía esa temporada.

En el caso de la familia real española, la tradición de trasladar la residencia real a las pistas de esquí desde finales de diciembre hasta principios de enero ya ha pasado a la historia.


La actual reina ha mostrado una nula afición hacia el esquí, por lo que los posados invernales oficiales pasaron a la historia. Hasta hace un tiempo únicamente se conseguía alguna que otra imagen robada de desplazamientos individuales o en familia, dentro o fuera del país, pero sin lugar determinado. Pero finalmente -se supone que para no ser menos que otras familias reales- hubo el buscado posado invernal.

Para saber más:
Klosters: the ski resort of royalty
Skiing Royals
Beatrix skien wintersport